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Embodied Realization

Jane Cecilia coaching acompañamiento

Embodied Realization te guía hacia una comprensión experiencial de la no-dualidad. Este conjunto de prácticas en constante desarrollo tiene como objetivo refinar tu sintonía con la presencia clara que siempre está aquí. En estas sesiones, cultivamos una seguridad corporal para habitar plenamente el templo de tu cuerpo, para que puedas volver a casa contigo mismo.


El don de ser humano significa que tenemos acceso a diferentes modos de consciencia: intelectual, emocional, vital y energético. Entrar más plenamente en nuestra propia encarnación ayuda a estabilizar la realización de la no-dualidad, la comprensión de la verdad. Cultivamos una sensación experimentada de plenitud innata para encarnar una conexión vivida con todo lo que es. Nos sintonizamos con la quietud que subyace a todo movimiento, el silencio detrás de todos los sonidos, la presencia silenciosa que siempre está aquí.

 

Las prácticas de Embodied Realization facilitan una conexión más profunda y una apertura a una sensación experimentada de la base fundamental del ser. Esta base fundamental puede llamarse Conciencia, Dios, lo Absoluto, lo Divino. Es sorprendentemente sencillo (aunque no siempre fácil) realizar esta verdad, de esta base del ser. De hecho, es tan simple que casi todo el mundo lo pasa por alto, buscando algo que parezca más significativo, más emocionante o que llame la atención.

Esta base es nuestra naturaleza esencial. Es una presencia simple y clara, y cualquiera puede realizarla, independientemente de las circunstancias de la vida, las narrativas, el karma o cualquier otra cosa. Detrás de cada lesión, cada trauma, o cada persona aparentemente rota se encuentra un terreno ilimitado e irrompible. Nuestra naturaleza esencial no puede ser dañada ni quebrantada. Somos completos. Nuestra naturaleza esencial es inmutable, intacta y no fragmentada. Cualquiera puede acceder a esta realización.

A veces sucede de forma espontánea, por gracia y al parecer casi por accidente. Como dice el refrán, "La iluminación es un accidente, pero la práctica espiritual puede hacernos más propensos a los accidentes" (Suzuki Roshi). Sin embargo, el simple hecho de tocar esta realización no suele hacer mucho: lo que es más beneficioso y transformador es estabilizar esa realización de una manera encarnada.

En parte, estabilizarnos implica abrirnos a todo lo que es, vivir plenamente las emociones y experiencias de la vida sin necesidad de aferrarnos a ciertas experiencias o rechazar otras. Sí, las preferencias permanecen, porque no hay ninguna necesidad de borrar o negar nuestra personalidad y humanidad; pero junto a nuestras preferencias hay una aceptación abierta. Dejamos de luchar con la realidad. Dejamos de lado cualquier identificación con los contenidos de nuestra conciencia, como pensamientos, percepciones, sentimientos, etc. Relajamos algunas de nuestras formas habituales de organizar el cuerpo y nuestra experiencia vivida.

Esto podría incluir liberar hábitos y patrones, y explorar la ansiedad, la tensión, etc. para ver qué hay detrás de ellas, con el fin de liberar esas ataduras. Es muy probable que cuando éramos niños, y en otros momentos de la vida, creáramos patrones o comportamientos de retención, o incluso creencias sobre nosotros mismos, para poder sobrevivir. Nuestra inteligencia innata nos ayudó a mantenernos vivos y, a veces, necesitamos volver a aprender nuevas formas de ser cuando nuestras circunstancias cambian.

Básicamente, las prácticas de Embodied Realization ayudan a que te vuelvas "más propenso a sufrir accidentes", más abierto al flujo de la gracia y más en sintonía con la base fundamental del ser. Utilizamos meditaciones simples, ejercicios de sintonía, atención a la respiración, y otros ejercicios similares para desatar los nudos que inocentemente hemos atado. Llegamos a ser más capaces de soltar algunos de nuestros conceptos rígidos sobre nosotros mismos, conceptos que bloquean nuestra experiencia de nuestra naturaleza fundamental. Practicamos ser más abiertos, más plenamente vivos, menos restringidos y más en sintonía con nuestra naturaleza esencial.

Bienvenido a casa.

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